Cada vez son más los jóvenes, y los no tan jóvenes, que se
embarcan en la aventura de un viaje por Europa, con el mínimo equipaje y
al mínimo coste.
Si te paseas por cualquier capital de Europa en verano, verás un ambiente joven y despreocupado. Las grandes ciudades del continente en esta época del año se llenan de mochileros dispuestos a vivir el viaje de su vida. Y algunos incluso por segunda, o tercera vez. Da igual de qué nacionalidad seas, tu edad, o tus gustos; irse de interrail está de moda.
No es
algo extraño debido a la flexibilidad del viaje, y también a su precio: hoy
amaneces en Berlín, y dentro de dos días, estarás en Praga de fiesta. En apenas
dos semanas puedes haber recorrido cinco países, a un precio muy económico: un
billete que te permite viajar en cualquier tren de cualquier país europeo
durante un mes ronda los 400 euros, y dos noches en Amsterdam, probablemente en
un albergue u hostal, no superarán los 20 euros. El concepto de viaje que se tenía
hasta hace poco ha cambiado: ahorrar en comodidades no implica un
menor disfrute.
Ocio y cultura se
entremezclan en este tipo de viajes, y además se comparten experiencias con
otros viajeros. Recuerdo
que en mi interrail, a mis amigas y a mí nos parecía emocionante ir
encontrándonos españoles por Europa; en una discoteca, en un albergue, en el
tren, o comiendo en la mesa de alado. Automáticamente nos poníamos
a hablar, incluso podíamos hacer algún plan todos juntos.
Las experiencias allí vividas
son de lo más variadas y curiosas: desde dormir un día en un barco, o en una
estación, a compartir habitación con otros trotamundos, pasando por salir de fiesta
con un grupo de jóvenes que te has encontrado mientras cenabas. Los recuerdos
del interrail aun destacan en nuestras conversaciones, los contamos tan
emocionadas como si los hubiésemos vivido el día anterior, repitiendo la misma
historia días y días.
Profundizando un poco más, se
puede ver que es un viaje que te hace cambiar, de cierto modo. La relación
entre mi grupo de amigas varió: aumentó la confianza, se afianzaron amistades,
e incluso aprendimos manías unas de las otras que ni sabíamos que tenían.
Enfados, discusiones, buenos momentos, decisiones y consejos son constantes.
Muchos de los jóvenes nunca se habían enfrentado a una experiencia de tal
envergadura como responsables máximos de ellos mismos; y por ello, aprenden a
ser más independientes y decididos. Incluso, se aprende a ahorrar y a administrar
bien el dinero.
Y un interrail no solo implica
fiesta. Muchos van emocionados a Ibiza, o a Amsterdam, y sin embargo la ciudad
que más les cautivó fue Praga, probablemente por su impresionante belleza. Las
ciudades no solo se conocen de noche, también de día. Forma parte de la
experiencia, y ahí es donde se ve un poco de la parte adulta de nosotros los
jóvenes, en los cuales cada vez se confía menos.
La planificación del viaje
también es algo muy importante, a la vez que contingente. Muchos viajeros
deciden ir a la
aventura y vivir lo que surja, sin saber el destino que
tendrán en dos días, viviendo solo en el presente. Otros, sin embargo,
prefieren llevar una idea clara del viaje antes de salir de casa, sabiéndo las
ciudades que van a visitar, y los días que permaneceran en cada una. Aunque
claro, en un viaje tan intenso, pueden surgir imprevistos que rompan con la
idea premeditada de este.
Sin duda
alguna, un viaje recomiendo para todo aquel que quiera una nueva aventura,
única y original, sin gastarse mucho dinero, viviendo al máximo cada día, y
conociendo distintas ciudades y culturas en tiempo récord.
Páginas de interés:
Página oficial del interrail - http://www.interrailnet.com/
Albergues en Europa - http://www.1000albergues.com/
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